rasguño mi espalda
la desnudez de mis pies juega con mis tobillos
tengo sed de mí
las uñas enterradas
largas
aferradas
a la tierra
engarrotadas
me anclan al piso caliente
caliente de lo frío
los dedos se entrelazan con la madera
la madera quiere entrar en mi sangre
sucia
afilada
artificial
los cadeneros no la dejan pasar
las ampollas arden hasta el tuétano de mis huesos
huesos de aguacate
te reprochan comer lo que no debías
duele
un trueno se estira para beber de una coladera
tus palabras rozan mis labios
la luz de los rayos ilumina la ducha
tiemblo de miedo
tiemblas de placer
me urges
te urjo
nos urgíamos
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